El diseño de la red puede tener dos objetivos para controlar el grado de servicio (GOS). Uno es proporcionar un GOS general para todo el tráfico ofrecido a la red. Esto se puede lograr mediante la elección de un esquema de enrutamiento que reduzca el efecto de las condiciones adversas de la red. Los esquemas de enrutamiento que permiten opciones de enrutamiento más flexibles generalmente brindan mayor resiliencia, especialmente en el caso de errores de pronóstico o sobrecarga enfocada, que los métodos de enrutamiento jerárquicos tradicionales.