Para lograr sus objetivos, una empresa debe organizarse de tal manera que se controlen los factores técnicos, administrativos y humanos que influyen en la calidad de sus productos y servicios. Dicho control tiene como objetivo reducir, eliminar y, lo que es más importante, prevenir las deficiencias de calidad. Se debe diseñar e implementar un sistema de gestión de la calidad para alcanzar los objetivos que la empresa se ha fijado en sus políticas de calidad. Cada elemento (o requisito) dentro de un sistema de gestión de la calidad variará en importancia de un tipo de actividad a otro y de un producto o servicio a otro. Para lograr la máxima eficiencia y satisfacer las expectativas del cliente, es fundamental que el sistema de gestión de la calidad se adapte al tipo de actividad y al producto o servicio ofrecido.