Esta norma europea se aplica a los contadores instalados en máquinas y redes de riego. Estos medidores se utilizan para medir el volumen real de agua de riego que fluye a través de una tubería cerrada y completamente cargada, con el fin de gestionar el consumo y facturar el volumen de agua distribuida. Es probable que el agua de riego contenga partículas minerales y orgánicas.